La guerra sucia y la consolidación del narcotráfico en México

En el año de 1984, el periodista Manuel Buendía murió de cuatro tiros por la espalda; por su muerte fue puesto preso en 1989 el titular de la Dirección Federal de Seguridad (DFS), José Antonio Zorrilla Pérez, adscrita a la Secretaría de Gobernación a cargo de Manuel Bartlett. En 1985, el agente de la DEA, Enrique “Kiki” Camarena, fue torturado y asesinado por órdenes del narcotraficante Rafael Caro Quintero. Aunque había otras evidencias, la muerte en 1991 del coronel James E. Sabow, encargado de la base militar de El Toro (Irvine, California), fue rápidamente dictaminada como suicidio por una comisión investigadora del Congreso de Estados Unidos. En 2004, el periodista estadounidense Gary Webb murió de dos disparos al rostro aunque de acuerdo a la policía también se trató de un suicidio.
La relación entre estos hechos separados por kilómetros, años y fronteras, se halla en el plan anti comunista del gobierno de Ronald Reagan para operar la mayor red internacional de drogas en la historia y financiar a la guerrilla de derecha nicaragüense en contra del gobierno sandinista de Daniel Ortega.
A mediados de los años 80 eso significó no solo poner la corrupción al servicio del crimen organizado sino tejer las conexiones del más alto nivel entre Estados Unidos, Colombia, El Salvador, Honduras, Bolivia, Costa Rica y México, bajo la protección de los gobiernos y sus estructuras de inteligencia, policiacas, militares y terroristas. Es decir, se creó el modelo y se marcó la ruta que persiste hasta nuestros días.
Sobre la muerte de Camarena, la historia consigna que el agente fue asesinado por órdenes de Caro Quintero, tras descubrir que aquél había proporcionado información para la ubicación del rancho El Búfalo, en el estado de Chihuahua, donde trabajaban 10 mil campesinos en la siembra y la cosecha de mariguana. En la propiedad, 450 efectivos del ejército incautaron casi mil hectáreas de cultivo con un peso de varias toneladas de mariguana valuadas en más de 8 mil millones de dólares. Por debajo de Miguel Ángel Félix Gallardo y Ernesto Fonseca, Caro Quintero era el tercero en la jerarquía del narcotráfico en México.
El 9 de agosto de 2013, luego de 28 años encarcelado por el asesinato, Caro Quintero fue puesto en libertad tras obtener un amparo de improcedencia que suspendió el juicio en su contra. El argumento legal recargó en el hecho de que el juicio se debió llevar en un tribunal federal y no estatal, como ocurrió en principio pues Camarena (aunque encubierto) era un empleado del entonces gobierno de Ronald Reagan.

Detención de Rafael Caro Quintero en Costa Rica.
En entrevistas que realizó en 2013 la revista Proceso, tres ex agentes del gobierno estadounidense, Phil Jordan, Héctor Berrellez y Tosh Plumlee, aseguraron tener pruebas de que su gobierno estuvo involucrado en la muerte de Camarena (1). La red involucró a mercenarios de Estados Unidos, terroristas cubanoamericanos, ex activos de la SS alemana y a un familiar de Litempo 8, nombre en clave con el que la CIA conoce a Luis Echeverría, presidente de México de 1970 a 1976. Entre ellos, los ex agentes señalan al cubano Félix Ismael Rodríguez como el autor material del asesinato. Además de participar en Bahía de Cochinos y Vietnam, a Rodríguez se le atribuye la captura y asesinato del Che Guevara el 9 de octubre de 1967.
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La CIA opera en México desde 1951 con el objetivo de formar una base contra la amenaza del comunismo; la DEA empezó a operar en la década de los 70. Para el combate al crimen organizado en territorio nacional, el arranque de la Operación Cóndor en 1977 fue asignado a tres personajes: José Hernández Toledo (masacre de Tlatelolco), Roberto Heine Rangel (militar anti guerrilla) y Manuel Díaz Escobar (matanza del Jueves de Corpus) (2).
Entre 1983 y 1984, el traficante Michael Hooks fue el encargado de 28 aviones que salieron de Sonora hacia EUA, de Texas a California: “Nunca había visto algo tan grande”. Lo que él vio era uno de una docena de campos a las afueras de Caborca, la base de operaciones de los Caro Quintero en Sonora (3). En dos años, Hooks movió 50 toneladas de mariguana al mes durante dos años (al tiempo, también recibía cargamentos procedentes de Asia). 28 aviones, 14 pilotos, siete tripulaciones completas, 33 propiedades comerciales en Tucson y más de 40 distribuidores, eran sólo las conexiones para Estados Unidos. Había 18 camiones transportando la cosecha; unas 3,000 personas trabajando, desde los cuidadores hasta los cortadores y las mujeres que preparaban la comida (sólo para mover las tortillas por día había tres autos de una tonelada asignados).
Paulino Vargas el más importante compositor de música norteña en México y fundador de Los Broncos de Reynosa, en una fiesta al terminar de cantar con su grupo, le dijo a Caro Quintero y Don Neto: “yo no sé qué negocio se traigan, pero a mí se me hace que ese señor les va a jugar chueco”. Vargas se refería a Kiki Camarena. Días después fue descubierto el rancho El Búfalo. El 7 de febrero de 1985 Caro y Fonseca secuestraron al agente de la DEA (4).
“Vamos a platicar con el señor Camarena” dijo Don Neto a Rafael, a lo que respondió: “¿Ya para qué? no tiene caso, no puede contestar”. “¿Lo soltaste?” preguntó Ernesto de nuevo. “Es que lo golpearon y se está muriendo”, sentenció Caro Quintero.
Caro Quintero fue detenido el 4 de abril de 1985 en Costa Rica, Don Neto el 7 de abril del mismo año en Puerto Vallarta y Félix Gallardo el 8 de abril de 1989 en Guadalajara.
Además del cubano Félix Ismael Rodríguez, como responsables fueron enjuiciados el hondureño Juan Ramón Matta Ballesteros (que llegó a México por injerencia de Ismael Rodríguez para enlazar la droga de Colombia), Juan José Bernabé Ramírez (escolta de Don Neto) y Rubén Zuno Arce (cuñado del ex presidente Luis Echeverría).
De acuerdo al reporte de la Operación Leyenda escrito por Berrellez, en los años ochenta la CIA inició el plan Irán-Contra para derrocar al gobierno de Nicaragua establecido por el Frente Sandinista de Liberación Nacional. Ya que el Congreso estadounidense había interrumpido los recursos, la agencia buscó en el narcotráfico los recursos para continuar la guerrilla.
En Estados Unidos, tres comisiones investigadoras especiales llegaron a la conclusión de que existió tolerancia del Departamento de Estado para que se traficara droga de América Latina a Estados Unidos y que la guerrilla se financiara con dinero del narco: la comisión Tower en 1986, la comisión Kerry en 1989 y la comisión Walsh en 1993.
En México, el periodista Manuel Buendía había reunido información sobre el tráfico de armas, la guerrilla, la CIA, el narcotráfico y las corporaciones mexicanas. Luego acudió en busca de consejo con su compadre José Antonio Zorrilla, director de la Dirección Federal de Seguridad (DFS). El 30 de mayo de 1984, Buendía fue asesinado de cuatro balazos por la espalda. Este fue el primer asesinato de la narcopolítica en México. En su columna Red Privada, Buendía había revelado que Gerhard Mertins pertenecía a las filas de la SS de Adolf Hitler y que al concluir la Segunda Guerra Mundial se convirtió en el principal exportador de armas de Alemania. De acuerdo con el informante conocido como Torreblanca, Mertins era el contacto de la CIA para el tráfico de armas. En 1989, Mertins fue exonerado por su participación en el asesinato.
La conexión en El Salvador y Costa Rica
En febrero de 1985, cinco días después de asesinar a Camarena, Caro Quintero huyó hacia Costa Rica. El periodista costarricense nacionalizado salvadoreño, Lafitte Fernández, escribe: “Para los involucrados en ese plan de armas y drogas Camarena era una amenaza: derrumbaría todo lo que pasaba en El Salvador, Costa Rica, México, Colombia, Bolivia, Honduras, Nicaragua y otros países”. Eso significó convertir a los Estados Unidos en el mayor cártel de la historia. Una comisión legislativa investigadora rindió un informe en 1987. Algunos diputados hablaron de la existencia de una “voluntad política superior” que había ayudado al narcotraficante mexicano a esconderse en Costa Rica. ¿Quién era esa autoridad política superior? Nadie lo dijo. O nadie se atrevió a decirlo. Con el apoyo de la CIA, Caro Quintero estaba tan hasta el cuello, que los Contras se entrenaban en sus fincas de Veracruz “siguiendo los métodos de Edén Pastora” (5).
En el caso del involucramiento de las autoridades mexicanas, Fernández refiere los interrogatorios durante la investigación de Berrellez, donde se señala a los funcionarios presentes en la casa en la que Camarena fue torturado:
En otra ocasión, los testigos de Berrequez (sic) dijeron que vieron a Félix Rodríguez (alias Max) en el hotel Motor American de Guadalajara. Ahí se reunió con Rafael Caro Quintero y Félix Gallardo. En los interrogatorios se estableció que en la sala de la casa donde estaban Ernesto Fonseca y Rafael Caro Quintero, muy cerca de la habitación donde tenían a Enrique Camarena, estaban los generales Vinicio Santoyo, Juan Arévalo, Manuel Ibarra y el secretario Manuel Bartlett, además del cubano Max. “El cubano no se me olvida. Mucho antes nos llegó, a una casa de seguridad, rifles largos y granadas. Javier Barba me explicó que era un agente de la CIA. Ese día a don Ernesto Fonseca se le escapó decir que el cubano se llamaba Félix, pero le decían Max” (6).
Félix Rodríguez se hacía llamar “Max” por Maximiliano Gómez, héroe de la independencia de Cuba.
La cocaína llegaba desde Colombia y Bolivia a Costa Rica y de ahí se enviaba a El Salvador y Honduras para que se distribuyera. De México, la droga se enviaba directamente a Estados Unidos. En El Salvador, la operación era manejada por Félix Rodríguez y otro personaje señalado como terrorista por el gobierno de Fidel Castro, Luis Posada Carriles.
Posada Carriles participó en la invasión de Bahía de Cochinos. En junio de 1976 fue parte de la creación del grupo terrorista Coordinadora de Organizaciones Revolucionarias Unidas (CORU), tropa que se sumara con Félix Rodríguez y Frank Castro, a las operaciones de narcotráfico autorizadas por la administración de Reagan. Posadas es el autor intelectual del atentado del 6 de octubre de 1976 contra el avión de Cubana de Aviación en el que murieron 73 pasajeros.
El encubrimiento del caso en Estados Unidos
La muerte del Coronel James E. Sabow y otros marines están vinculadas a la utilización de los activos de (la base) El Toro emtre los años 1980 y 1990 para importar cocaína a Estados Unidos y exportar armas a la Contra de Nicaragua.
El Coronel Sabow fue encontrado muerto por su esposa el 22 de enero de 1991. Las circunstancias de su muerte y la evidencia forense apoyan la versión de un asesinato, alteración de la escena del crimen y encubrimiento en los niveles más altos, incluyendo una fotografía manipulada de la autopsia presentada en un informe del Departamento de Defensa sobre la muerte del coronel al Congreso en 2004.
La versión oficial sostiene que las acusaciones de mal uso de los aviones del gobierno y la depresión fueron las causas del suicidio.
La autopsia no hace mención de la herida en el lado derecho de la cabeza de Sabow. Fragmentos del cráneo occipital penetraron en la parte trasera de su cerebro. Sabow estaba aspirando sangre de una herida en la faringe que resultó de una fractura en la base del cráneo. La tráquea, los bronquios y los bronquiolos se llenaron de sangre, duplicando el peso del pulmón derecho. Su pistola fue encontrada junto su cuerpo, sin huellas y sin nota suicida (7).
El periodista Gary Webb reveló las maquinaciones de la CIA en el mundo de la droga y cómo fue que los barrios negros de Estados Unidos se inundaron de crack. Denunció al narcoterrorista Luis Posada Carriles y a sus cómplices cubanoamericanos involucrados en el negocio. Fue encontrado en su domicilio con dos balas en la cabeza. Un suicidio, dijeron las autoridades.
La investigación de Webb causó tal revuelo, que la prensa comercial publicó largos reportajes atacando varias partes de su investigación. El Washington Post, el New York Times y Los Angeles Times se distinguieron en el trabajo sucio. “El ataque contra Gary Webb y sus artículos del San José Mercury News queda como uno de los asaltos más venenosos y objetivamente ineptos contra la capacidad profesional de un periodista en la memoria viva. En los medios casi no encontró defensores y los que se atrevieron a manifestarse en su favor fueron objeto de virulentos abusos y tergiversaciones” (8).
El cadáver de Webb fue descubierto el viernes 10 de diciembre de 2004 en su domicilio de Carmichael, California, con la cara destruida. Robert Lyons, el oficial que realizó la investigación, emitió rápidamente su conclusión: Gary Webb se suicidó de dos disparos al rostro con una pistola calibre 38. Tenía 49 años (9).
- A Camarena lo ejecutó la CIA, no Caro Quintero
- Las claves del Caso Camarena (Primera Parte)
- Big-time Smuggler’s Blues
- Las claves del Caso Camarena (Segunda Parte)
- Costa Rica debe cambiar la historia de Caro Quintero
- Crimen ordenado aquí, partió el mundo de cárteles de la droga
- BETRAYAL Synopsis / Book Review
- How the Press and the CIA Killed Gary Webb’s Career
- Investigation of the Death of Colonel James Sabow, USMC
Relacionado:
Gary Webb. Dark Alliance: The CIA, the Contras, and the Crack Cocaine Explosion (libro para descarga)
The CIA-Contra-Crack cocaine controversy