Nada más los fotógrafos conocen a los fotógrafos: homenaje a Christian Poveda

Nada más los fotógrafos conocen a los fotógrafos.
Donna DeCesare. San Salvador, mayo de 2012.

Por Alonso Castillo

Ese mes de mayo en San Salvador se llevaba a cabo el Foro Centroamericano de Periodismo. En paralelo también se realizaba el Taller de edición fotográfica violencia y sociedad en América Latina, convocado por la FNPI y a cargo de Donna DeCesare. Junto a un grupo de fotógrafos de México, Argentina, Colombia, San Salvador, Guatemala, Perú y Venezuela, discutimos durante una semana las condiciones en las que se cubre el diario con las problemáticas propias de cada región: las FARC y desaparecidos, violencia urbana, migración, pandillas y delincuencia organizada, entre otros temas en las noticias.

El contenido y la convivencia ya eran bastante buenos. Después de la jornada del taller, las sesiones se extendían otras dos o tres horas más en exposiciones, conferencias y mesas de discusión dentro del Foro. En una de ellas Carlos Martínez (El Faro),  exponía el surgimiento de La Mara Salvatrucha en Los Ángeles, California y su evolución a partir de que sus integrantes fueron deportados a El Salvador por el recrudecimiento de las políticas de migración durante el mandato de George Bush. Esta medida de limpieza justo antes de la realización de los juegos olímpicos en Estados Unidos 1984, tuvo como consecuencia que los países de Centroamérica que antes habían expulsado migrantes durante la guerra civil y otras etapas de conflicto, luego recibieran miembros de pandillas ya formados en las calles y penitenciarías estadounidenses bajo la tutela de La M, la mafia mexicana, de la cual desprenden grupos como La MS-13 y La 18.

Una vez dicho esto, la siguiente es una transcripción de una conversación grupal con Edgar Romero tras finalizar una proyección del documental  La vida loca, del fotógrafo franco-español Christian Poveda, quien fue asesinado el 2 de septiembre de 2009 por integrantes de la Mara 18. Ya que en la charla las preguntas se cruzan como en una conversación informal, agrego que en la plática participan la fotógrafa Natalia Botero, y los fotógrafos Miguel Mejía, Marco Garro, David Vexelman y Prometeo Lucero. La frase de DeCesare con la que abre el texto surgió en alguna discusión dentro del taller y en una segunda parte esta bien se podría explicar con otra: ni te preocupes por la fama, de todas formas nadie te conoce.

Amigo y colaborador cercano de Poveda, Edgar Romero fue parte de la generación de jóvenes formados primero en la militancia y luego como fotógrafo durante la guerra civil; él también fue integrante de los colectivos de propaganda que se encargaban de introducir a los equipos de prensa en las sendas de la guerrilla y de distribuir las imágenes de los enfrentamientos y otras actividades que se registraban durante el conflicto en El Salvador.  Comprometido con la labor fotográfica encabeza actividades y proyectos de formación y promoción de la imagen; actualmente es editor gráfico y dirige la agencia Imágenes Libres.

***

ER: Poveda hace un trabajo fotográfico para una película que fue sobre la guerrilla de los años 80 salvadoreña;  se va con la primer columna que tiene la decisión de hacer un ataque a una ciudad. Retrata a 32 combatientes y regresa a Europa; con los años esas fueron las fotos con las que se dio a conocer la guerrilla salvadoreña. Las fotos son publicadas en París Match y después una fundación en España decide exponerlas en formato de 2 metros. Las fotos dan la vuelta al mundo.

Hasta el 83 estuvo viniendo de forma constante a El Salvador y a partir de ahí toma la decisión de no volver más porque había tenido un compromiso cercano político con la guerrilla; eso lo rompe por diversas razones que va a ser tardado de explicar pero después de eso no vuelve más. Es hasta el año 2000 que alguien se lo vuelve a encontrar en París y le dice: “¿Por qué no vuelves a El Salvador? Mira que hay un fenómeno nuevo con los jóvenes que están pandilleros”. Entonces cuando regresa lo más importante es que no viene por casualidad. Primero estudió lo que quería hacer; se compró una cámara Mamiya de los años 30, se va a las zonas de antigüedades y compra una lentilla para hacerla telefoto y toma los retratos. Pero cuando los toma anda con una camarita de video y los viene entrevistando y en eso que los entrevista le dice a uno de ellos:

– “¿Y por qué estás metido en esto de las pandillas?”.

– “La vida loca”, le contesta.

Y es cuando se plantea hacer el documental…

Cuando casi terminaba el trabajo para Paris Match, ocurre que unos pandilleros matan a 10 personas en Guatemala y otro fotógrafo manda las fotos. Entonces Paris Match bota el trabajo de Christian,  publica el de Guatemala y dicen a Poveda: “El tuyo es más lento, no hay problema está pagado” y entonces queda congelado. Él no podía publicarlo en ningún lado y no se publicó durante dos años. Entonces ahí es que toma la decisión arriesgada de hacer la película; arriesgada porque no tenía dinero. Para lanzarse arma con una productora que tenía relación con El Caimán que había hecho Rosario Tijeras en Colombia, vende su casa en París y con ese dinero es que viene a hacer la película.

La película estaba destinada para ser hecha con la pandilla rival,  con la MS-13 y ya la había contactado, había logrado hablar con los líderes pandilleros que están en Los Ángeles para tener la autorización que ya estaba dada; conocíamos al que iba a ser protagonista de la película y faltando una semana para comenzar el rodaje viene un líder de la pandilla. Sale de Los Ángeles (…) en ese avión de deportados que viene cada dos veces por semana a El Salvador. El líder llega al aeropuerto,  la pandilla lo va a recoger y se lo presenta a este muchacho que iba a ser protagonista; lo saluda, le muestra una casa, se despide de él; el tipo da la vuelta, llama a la pandilla, le dan un carro transformado con gasolina de avión, le pasta la pista militar, le llenan el tanque. En la noche regresa a la casa de este muchacho, le toca la puerta y le descarga la subametralladora. Ahí termina.

Y con eso Christian se queda sin el contacto y sin el protagonista y es donde toma la decisión de trabajar con la otra pandilla (La Mara 18).  Ya podrás ver como venía de escabroso el trabajo. Entonces empieza a trabajar. Se va a La Campanera,  un barrio al nororiente de San Salvador.

Es un trabajo bastante tortuoso porque no era que lo conseguía todo; problemas con el gobierno, problemas con la policía…una vez decide salir a París y regresando del aeropuerto al llegar tiene al equipo de migración rastreando su casa, queriendo los discos duros donde estaban los materiales; por suerte ya los había sacado (…) Cristian tenía siempre un doble archivo nunca en la misma casa y no le encontraron lo que buscaban pero ya había problemas.

En ese marco, durante el tiempo en que se estaba produciendo la película, Poveda había subido las fotos congeladas a la Agencia Vu. Ahí tenían el material embargado pero como todos los fotógrafos de carácter fuerte se había discutido con uno de los editores de la agencia; este le abre los archivos a la española Rodero (Cristina García Rodero) y le muestra todo el archivo de Poveda y ella con los recursos de la cooperación española que financiaba a la policía salvadoreña y a los centros penales, viene a El Salvador y en 15 días hace exactamente las mismas fotos que Poveda, pero si ustedes agarran el libro de ella y después van a ver estas fotos son exactamente las mismas.

Foto: Christian Poveda

Él había negociado para entrar a Cannes. Estábamos en su casa en la noche esperando que se anunciara el estado de las clasificadas, hacía dos horas habían dicho “la película va” y en el último recorte le avisan que queda fuera por lo tanto no puede participar en Berlín  y no pudo participar en otros festivales. Se va a San Sebastián, allá todo mundo decía que la película iba a ganar y al final la botan; se va a La Habana y ahí le dicen que la película ganaEl que da el premio es Telesur entonces ellos se quedarían con los derechos de transmisión de la película pero él dice “no puedo” porque los derechos estaban vendidos para Canal Plus en Francia.

Al final había la necesidad de financiamiento y España exigía pasarla así fuera una sola vez en ese país. Poveda elige uno de los cines más recónditos donde difícilmente alguien pudiera copiar la película. ¿Cómo? Hasta la fecha nunca supimos. Alguien pirateó la película y la mandó a San Salvador y la fueron a entregar al mercado negro exactamente con la pandilla rival y la pandilla que era la protagonista empezó el roce con él ¿Cómo era posible que la pandilla rival estaba haciendo dinero con la película? Ahí comienza y hasta que culmina con su muerte.

La película a pesar de ser un documental fuerte comercialmente no había tenido éxito. Por eso hay un titular en Francia que dice: La película que mató al director. Si él no hubiera muerto la película no hubiera tenido el mismo impacto, tan es así que él ya trabajaba en la versión de ficción porque lo documental comercialmente no tiene éxito.

¿Cuánto tiempo le llevó la filmación?

ER: Cuando él comenzó ahí (en La Campanera) eran 32 jóvenes y al terminar había 8 muertos y todos los demás presos. El último día que dejó de filmar estaban todos presos. El comenzó un febrero y exactamente el febrero del siguiente año dejó de filmar, es un año yendo todos los días y vivir todos los días ahí.

¿Por qué lo dejaron hacerla?

ER: Para hacer esa película hay un año de negociación hasta llegar a las máximas cabecillas de la pandilla y esta al final acepta bajo una negociación que sólo él sabía; nadie, nadie, nadie sabe la negociación de la película. Después de que se le cae la negociación con la otra pasan como un par de meses y al final un día me dice: “Mañana empiezo el rodaje, la pandilla aceptó, pero creo yo con la condición de que fuera en ese barrio y filmar sólo ese barrio.

Primero estaba buscando la negociación con la MS-13 ¿cuando se cayó empezó a negociar con la 18?

ER: Al mismo tiempo negociaba con las dos, intentó creo hacerla jugar entre los dos y eso se cayó; iba a ser con la MS porque el nombre sonaba hasta que finalmente eso se cae y termina haciéndola con la otra.

¿Y qué papel juega la policía en esto?

ER: Cuando él ya tenía el permiso habló con la dirección de la policía, con migración, con juzgados, con centros penales entonces él casi que andaba un permiso  especial; por eso lo ven (en la película) que entra a los juicios y entra a todo porque todo mundo sabía que andaba filmando la película.

Se ve muy limpia…

ER: Es que ahí viene la parte: él es por muchos años un gran fotógrafo cuando decide dar el paso a hacer cine.  Si ustedes se fijan en la estética está muy cuidada, siempre fue limpia, es un lenguaje muy fotográfico.  Muchos de los que la han visto dicen que para hacer el juicio se ocupó de tres cámaras ¡Mentira! Era él solo y aquí venía y terminaba muerto cuando había hecho un trabajo de esos porque era estar corriendo para jugar con todos los planos a la vez.

¿En qué formato la realizó?

ER: En alta definición, era una cámara Sony de alta definición.

¿Dónde fue montada?

ER: En España.

Fue un año de filmación y de…

ER: ¿Post producción? un año, otro año.

¿Por qué a la gente que no estaba vinculada con estos grupos no le parecía la película? ¿Por qué podría parecerles mala una película así?

ER: La película sale en una coyuntura bien difícil. Cuando la película debía salir al mercado estaba la transición de gobierno, cambio de policía, de ministros y obviamente como nadie conocía la película porque se cuidó hasta el último momento. Por ejemplo yo tengo esta copia porque la productora después de su muerte me la entregó y yo no voy a dar una copia porque sé que por eso lo mataron. Por principio no voy a comprar una pirata porque sé que mi amigo murió por eso. Entonces ahora si tú ves la dimensión de lo que hoy está pasando en el país, la negociación es exactamente lo que él casi predijo y hay algunos artículos donde había hablado de la negociación.

Ahora muchos hablan pero la negociación a ese nivel él (Poveda) ya la había planteado. Creo que después hay otros que conocen del fenómeno de la pandilla pero es post-Christian Poveda; antes quien mejor lo conoció fue él  y esa es la virtud que nos debería quedar como fotógrafos, que si te vas a meter a hacer un trabajo documental eso es intenso y antes de comenzar a fotografiar hay que dar otros pasos previos que es lo que muchos no hacemos porque si trabajas para un periódico o una revista sólo te dicen “mañana quiero una foto de…” y uno se va pero hacer esto pasa por otro tipo de trabajo.

De hecho él vendió la casa…

ER: Vendió la casa y la perdió.

Foto: Christian Poveda

¿Por qué crees que alguien desde España que pirateó la película, con qué intención la mandó a la pandilla contraria?

ER: Esa es la pregunta. Después de todo lo que pasó, de los festivales, del negocio que han hecho sobre la película, te das cuenta que detrás hay intereses en los que uno es principiante. Ahí había intereses de Canal Plus, de la Ibero en España, fondos con los que había que jugar y él  mantenía la película, la cuidaba y la cuidaba porque todavía no miraba que comercialmente le iba a ir bien y tenía la experiencia de Rosario Tijeras que en Colombia es un éxito pero comercialmente es un fracaso. Entonces si tú has invertido tu casa y tienes que recuperar y si la película tenía que alcanzar los cien  mil pases en París para que ganara el fondo que da el gobierno de Francia al pequeño productor…si no lo alcanzaba la película no era un éxito.

¿Él sabía que la película la habían pirateado? ¿Tenía pensado difundirla aquí?

ER: Él la estrenó en este lugar (…) después de eso nunca soltó una copia. Un día me dijo: “Después de que la película salga a las salas y que ya la tenga que soltar a las televisoras yo voy a venir y le voy a entregar una copia master a la pandilla para que la venda porque es de ellos; yo no voy a venderla en DVD, que les quede a ellos”.

¿Para cuidarse?

ER: Para cuidarse y eso era también curarse en salud (…). Si el negocio de la piratería que sabemos está en sus manos, pues háganlo ustedes.

¿Llegó a quedar alguna copia suelta? En México llegó en DVD meses antes de estrenarse y ya circulaba en mercados piratas…

ER: Sí, todo mundo la vio antes. La gente que estaba cercana la encontró antes. Un día unos colegas fotógrafos a buena mañana le hablan y le dicen “oye viejo la película está en el centro de San Salvador vendiéndose”. Estaba desarmado porque había ido al Festival de La Habana, estaba en donde la pasaron, no se salió de la sala donde había pasado para que no quedara doble copia.  Había ido a todos los festivales, vino acá la puso él y me dijo “te la dejo” y yo le dije ni loco llévate tu película porque en mí no va aquedar ni duda de que de yo hice una copia.

Ahora técnicamente sí se difundió por Canal Plus en los privados en España y si ese día alguien la compra y la pone en una televisión de alta definición puede hacer una  copia pero era claro que era la de España porque le había puesto unos trucos  para cada región para saber dónde estaba.

Cuando ya se había difundido la película ¿él ya sabía que la relación estaba quebrada?

ER: Mira yo lo que sé es que él explicó a todos lo que había pasado y que de él no había salido una copia, que estaba tratando de encontrar y lo que había logrado indagar era que alguien de España había venido expresamente a entregarla y ponerla a circular porque fue un bocado que entró así de repente. Como último recurso él había logrado conseguir que la revista Elle de París hiciera un especial sobre la moda en las mujeres de la pandilla y en esa revista iba a salir en portada y todo un reportaje exactamente un lunes y el viernes se estrenaba la película en París con la intención de alcanzar la cantidad de pases para alcanzar los fondos y salir de la deuda.

Viendo todo esto de los festivales ¿cuál es tu opinión de todo lo que pasó?

ER: Me queda claro que en el juego del mercado del mundo cinematográfico hay intereses. Lo que le pasó ya venía teniendo problemas desde que sale el libro de la española con la historia. La contraparte financiera del Fondo España quería ya cobrar su plata sin que la película fuera un éxito, lo que le importaba era cobrar su plata.  Él tenía una productora francesa que no terminaba de ver el momento. La canción esa que canta a la pandilla, por cada vez que cantan hay que pagar el derecho de autor, hubo que recortar la película varias veces en algunas partes y algunas canciones porque si no significaba que había que pagar a cada grupo musical el pedacito de la canción que saliera. Me dijo al final casi que lo mejor era hacer ficción porque lo documental no se vende.  En realidad ya estaba trabajando en el guión de la ficción.

¿Los chicos vieron el material?

ER: Sí, eso lo mostró siempre pero nunca la vieron completa porque la íbamos a pasar, iba  a llevar una pantalla grande a La Campanera y se iba a pasar después del estreno.

En algún momento del descanso les entraba…(frase sin terminar).

ER: Los más cercanos fueron muriendo, los que mueren eran los más cercanos. En realidad los que a últimas quedan son el Bambam, el que se va con su esposa de la 18, con el que llegó a tener al final más empatía.  La película no iba a terminar así, los dos finales fueron cosas que él tuvo que salir y uno no se dio,  el primero. El primer final iba a ser cuando naciera el niño de la Chucky la niña que tiene el 18-K y el día que se va al hospital el teléfono de él estaba desconectado y en la noche no cayó la llamada y cuando llegó en la mañana ya había nacido la niña, entonces perdió el primer final, que iba a ser que la pandilla iba a seguir,  que iba a ser la siguiente generación pero se muere ese final.

Entonces ya estábamos en la última semana de filmar; me había llamado y dijo “mira ya tengo el final y te lo voy a decir  porque vos vas a tener que ser el fotógrafo”. Se iba a casar el Bambam con la Little; se iban a casar por la iglesia, ya habían ido a la misa y todas las cosas de la iglesia y ella se iba a casar de blanco y el Bambam de traje. Íbamos a filmar el matrimonio  cuando los capturan entonces ahí tiene que cambiar de nuevo el final.

¿Y este final (el que queda en la película)?

ER: La muchacha del ojo es porque durante ese año tanto peleó para ponerse el ojo para que a la siguiente semana la maten.

¿Ese final era material que habían grabado meses antes?

ER: Ella había muerto como en septiembre…

La película se terminaría de filmar en el febrero siguiente, aproximadamente 5 meses después.

Foto: Christian Poveda.

Foto: Christian Poveda

 

Enlaces:

Christian Poveda, Agencia Vu

Sitio oficial: La vida loca (La Femme Endormie)

La fotografía de Edgar Romero

Imágenes Libres

Relatoría: Taller de edición fotográfica violencia y sociedad en América Latina

Adieu Christian Poveda

Share: